Una aventura en verso
de amor, humor, enredo y magia

Una aventura en verso de amor, humor, enredo y magia
EMINOLDO ¡Asistidme, inspiración!
PERO Vana es la invocación,
que he de ser yo vuestro numen
por que apliquéis el cacumen
a hacer de versos cardumen,
henchidos todos de amor,
prendidos de gran ardor.
EMINOLDO Mucho estáis, don Pero, errando.
PERO Mucho estoy ya disfrutando
con inflamaros el estro
y aupar el talento vuestro
a cotas muy elevadas,
todavía inexploradas.
EMINOLDO Conservad esa postura.
Tened quieta la figura
que ya me viene la musa,
y de paciencia no usa.
(Tras un pequeño silencio, en el que Pero se mantiene quieto, como posando para una pintura).
PERO ¿Os inspira este perfil,
esta tez como marfil,
esta postura de alfil?
¿O encontráis más adecuado
que me ponga de este lado?
EMINOLDO ¡Teneos, teneos, que me viene!
Y lo que ahora conviene
es que yo presto me acorra
pues que la musa no ahorra
en voluntad fugitiva
y puede hacérseme esquiva.
(Eminoldo empieza a escribir mientras Pero lo observa y habla para sí).
PERO Hete aquí que estoy posando.
Y mientras él va encajando
sus versos con gran maestría,
voy sintiendo una ardentía…
Y no es daño estomacal,
sino que es muy otro el mal
que me produce este ardor,
pues que mi mal es de amor,
y es por este trovador.
(Suspira y lo contempla, extasiado).
Hechízame ese fulgor
que desprende su figura,
su gallarda donosura,
y esa tan grande ternura
que concentra en su mirada.
¡Heme aquí, esclavizada!
(Suspira).
He de lanzarme y hablarle.
He de atreverme y contarle.
(A Eminoldo).
No es que quiera perturbaros
sino que, más bien, guiaros
por que resulte el relato
un acertado retrato
que refleje, en lo posible,
la parte menos visible
de lo que ha dado en ser
este ser que es el ser mío,
la que vos no podéis ver
y yo enseñaros ansío.