Una aventura en verso
de amor, humor, enredo y magia

Una aventura en verso de amor, humor, enredo y magia

Otra aventura del idioma español

Los que habéis disfrutado ya de la lectura de “El huevo de Rolando”, habréis apreciado que casi todos los personajes se hablan entre sí utilizando el término “vos”, incluso entre padres e hijos de familias nobles y entre condes y troveros, y el tuteo queda circunscrito al tratamiento que la dama Endrina da a su sirviente, Plocia. ¿Pudo esto ser así, o es una licencia literaria de la escritora?

La comunidad de amigos de “El huevo de Rolando” se extiende por los dos lados del Atlántico, y algunos de nosotros usamos el “vos” en nuestro hablar diario, pero ya en España, en la época que nos ocupa, el “vos” se usaba habitualmente. A este lado del charco, tutear a todo el mundo nos parece de lo más actual, pero lo cierto es que el término “tú” ya existía, y venía de lejos, porque se dice igual en latín (en modo nominativo) que en español.

El término “vos” parece ser que nace a partir del siglo IV en el Imperio Romano, probablemente aplicado al emperador (que por cierto había dos, ya que el Imperio Romano estaba dividido por entonces). Poco a poco este “vos” indicativo de poder va pasando a tener un carácter de respeto, y usarse para otras autoridades de la Iglesia y del Estado, con carácter reverencial. Se mantiene, sin embargo, el “tú” entre clases bajas o en confianza.

Parece ser que en la baja Edad Media (hacia el siglo XVI), el uso de “vos” se había extendido hasta casi todas las clases sociales y se usaba de forma habitual incluso dentro del ámbito familiar. Como todos sabemos, esta es la forma en la que se extendió definitivamente en países de Latinoamérica, en los que en la práctica adopta el mismo significado que “tu”, y su uso pervive en la actualidad.

Sin embargo, en España continuaría evolucionando y se volvería a hacer más popular el tuteo, usando el voseo únicamente como indicativo de respeto, cayendo más tarde en desuso en favor de otras expresiones. A partir del siglo XV se empiezan a usar fórmulas de cortesía alternativas. La más común es “vuestra merced”, la que vemos en el Quijote, ya sea en su modo original o en cualquiera de las variedades que han llegado a nosotros. Toma nota: vuesa merced, vuesarced, vuesasté, voarced, vucé, vosted y, finalmente… ¡¡usted!!

El camino que va de “vuestra merced” a “usted” ha sido ampliamente estudiado por los lingüistas, ya que nuestro idioma por suerte es muy rico en testimonios históricos en forma de documentos y literatura, pero podemos decir de forma aproximada que el término “usted” consigue fijarse en los últimos años del siglo XVII como expresión de respeto en lugar del “tú”.

Fijaos que, hasta hace sólo unas décadas, el uso de “usted” no era la fórmula de cortesía que es hoy día, sino que indicaba literalmente “respeto”, incluso en los ámbitos de mayor confianza. Por eso hace apenas un par de generaciones en muchos lugares los hijos todavía hablaban de “usted” a los padres.

En definitiva, parece que los personajes de “El huevo de Rolando” usan el “vos” con bastante tino, de acuerdo con lo que era de esperar en su época, e incluso habría sido apropiado que Endrina se dirigiera a su sirvienta hablándole también de “vos”.


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