Una aventura en verso
de amor, humor, enredo y magia

Una aventura en verso de amor, humor, enredo y magia

Alta alcurnia, baja alcurnia

Los que somos gente de a pie conocemos los títulos nobiliarios vigentes en Europa desde la Alta Edad Media de una forma genérica, pero hay algunos detalles que nos permiten entender con más precisión el comportamiento de algunos de los personajes de “El huevo de Rolando”.

Las menciones de nobleza se agrupan, aún hoy día (según el lugar de Europa que tomemos como referencia) en unos diez niveles diferentes, que indican mayor o menor rango. En España, además, los títulos de mayor nivel pueden llevar el distintivo de “Grande de España”, que es otorgado expresamente por el rey y una vez conseguido tiene carácter hereditario.

En la obra, el tema del linaje no es ocasional, ya que en el trasfondo de la historia se desarrolla una lucha por mantener las dignidades de cada apellido en sus justos términos. Veamos.

De un lado, el protagonista Rolando es el primogénito heredero de la baronía de Yema Mejida. De otro lado, tenemos el condado de Burgadea, condesa Viuda de Mata, que tiene un hijo (Pero de Mata) al que pretende encontrar una esposa digna de su estirpe. Por último, tenemos el condado de la Encina cuyo titular es Ronulfo, padre de Endrina. Por tanto, Pero y Endrina son descendientes de conde, mientras que Rolando pertenece a la dinastía de un barón.

Con ello, los feudos que la autora ha imaginado para esta obra son, digámoslo así, noblezas de tercer y quinto rango. No aparecen personajes de la talla de Duques o Marqueses, títulos ambos que se corresponden a la nobleza más distinguida y que, si nos ceñimos al ámbito español, son los que llevarían aparejado habitualmente la mención de Grandeza de España.

En la escala nobiliaria europea, el condado ocupa el tercer lugar en rango, le sigue el vizcondado, y a continuación la baronía. Existe, por tanto, una razón tácita por la cual el conde Ronulfo, padre de Endrina, difícilmente verá con buenos ojos unir su casa a otra de menor rango: la baronía de Yema Mejida, a la que pertenece nuestro protagonista Rolando. Los proyectos de Ronulfo, en su lugar, tienen por objeto emparentar a su hija con el audaz Pero de Mata, cuyo título familiar tiene su mismo rango, y para cuyo propósito parece contar con la connivencia de Burgadea, madre del susodicho.

Ya la tenemos liada, porque en medio de los manejos de las familias de la nobleza para perpetuar sus linajes y privilegios, una magia ancestral comienza a dirigir el destino de los personajes y, ¡oh, sorpresa!, a la mayor parte de ellos les preocupa más encontrar la felicidad que mantenerse fieles a la tradición familiar.


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